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Annalisa Pistone

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Nutrición y Microbiota Intestinal

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El término microbiota hace referencia a la comunidad de microorganismos vivos que habitan nuestro cuerpo.

La superficie de la piel y las mucosas, así como el sistema gastrointestinal, están pobladas por bacterias y otros microorganismos de diversos géneros.

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El tubo digestivo, principalmente el colon, aloja el 95% de la microbiota humana.

El individuo adquiere su colonización microbiana durante y después del nacimiento, fundamentalmente de la madre. Éstas bacterias se denominan nativas, pero hay otras que habitan temporalmente el sitio y después desaparecen y se ingieren del ambiente, sobre todo de comidas y bebidas.

El conjunto conforma el ecosistema microbiano del intestino, una colectividad de seres vivos que tienen dependencia entre ellos. El intestino humano incluye unos 100 billones de bacterias de unas 500-1000 especies distintas, de modo que el número de células bacterianas es 10 veces superior al de las células somáticas.

El Helicobacter pylori es uno de los muy pocos colonizadores permanentes del estómago, mientras que la mayoría de las bacterias proceden de los alimentos o de la colonización de boca y faringe.

Las secreciones ácidas, biliares y pancreáticas destruyen la mayoría de los microorganismos ingeridos. En el colon, el tiempo de tránsito es lento (2-4 días), lo que permite a los microorganismos de proliferar fermentando los materiales derivados de la dieta.

Cada individuo tiene una composición  bacteriana muy “personalizada”, se identifícan como géneros predominantes los Bacteroides, Bifidobaterium, Eubacterium, Clostridium, Lactobacillus, Fusobacterium.

La funciones primarias de la microbiota intestinal son:

  • Funciones de nutrición y metabolismo: influyen en la absorción de nutrientes (calcio y hierro), en la producción de vitaminas y en la respuesta metabólica a los alimentos.
  • Funciones de protección y prevención de agentes infecciosos y de sobrecrecimiento de especies patógenas,.
  • Funciones sobre las proliferación de la mucosa intestinal y de desarrollo del sistema inmunitario.

Por el momento, no existe un patrón claramente definido de normalidad en la composición de la microbiota humana, pero se representan con el termino “disbiosis” las desviaciones de la normalidad mediante comparación de individuos sanos y individuos con alguna enfermedad.

Según varios estudios la microbiota está implicada en enfermedades como hígado graso, diabetes tipo 2, dislipidemia, obesidad, riesgo cardiovascular, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, diarrea recidivante, siíndrome de colon irritable, eccema, asma, cáncer de colon, etc.

La obesidad se ha asociado con alteración de la composición y función de la microbiota intestinal.

Se han detectado incrementos de especies Firmicutes con respecto a Bacteroides.

Se observa además un aumento de adiposidad, resistencia a la insulina y a la leptina en los pacientes con baja diversidad microbiana.

Es muy probable que la disbiosis, o disfunción de la microbiota intestinal, pueda explicar gran parte de los trastornos funcionales del aparato digestivo con anomalías de la motilidad intestinal, inflamación y hipersensibilidad visceral. La microbiota además, contribuye a la producción de gas intestinal sobretodo por exceso de Bacteroides fragilis.

Los problemas relacionados con la disbiosis son causados especialmente por:

  • Comida industrial:  Los productos ultraprocesados alteran el entorno bacteriano y esto representa una de las muchas vías por las que elevan el riesgo de sobrepeso. Por un lado, estos productos carecen de nutrientes y por otro, contienen aditivos, como emulsionantes y endulzantes artificiales que perjudican a la microbiota. Dentro de los endulzantes, la sucralosa es la que más parece dañar la microbiota.

Los ultraprocesados crean además un círculo vicioso alterando la microbiota y generando antojos y ansiedad por la comida.

Al resistir los antojos por estos alimentos, las bacterias que los demandan mueren por inanición.

Y al incorporar buenos alimentos se potencia la diversidad bacteriana que ayuda a su vez a llevar una dieta sana. Por ejemplo, la producción de butirato en el colon eleva la saciedad y reduce la inflamación.

Exceso de medicación: los antibióticos en exceso pueden perjudicar la microbiota (matan bacterias malas y buenas). El exceso de antibióticos se asocia con más obesidad. Los antiinflamatorios  además como el ibuprofeno dañan la barrera intestinal.

  • Estrés: el estrés constante impacta negativamente la microbiota y el desajuste de los ritmos circadianos favorece también la permeabilidad intestinal. Esta relación es bidireccional: problemas en la microbiota favorecen a su vez el estrés.
  • Toxicidad: por exposición a muchos compuestos novedosos, desde emulsionantes a BPAs de muchos envases, que alteran la microbiota.

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Prebióticos

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En los adultos, el factor de más impacto en la microbiota es la dieta.

El ecosistema bacteriano responde en cuestión de días a cambios de hábitos alimentarios.

La fibra dietética tiene una importancia capital en ese aspecto. Está constituida por polisacaridos que llegan intactos al colon, donde se produce la fermentación que da lugar a sustancias que son beneficiosas para la microbiota intestinal.

Las fibras insolubles son poco fermentables, pero las solubles son fermentadas prácticamente al 100% teniendo así un efecto prebiótico.

Los prebióticos son ingredientes de la dieta que  estimulan el crecimiento y la actividad de microorganismos benéficos en la microbiota intestinal.

Los tipos de fibra con actividad prebiótica son:

  • Beta-glucanos: presentes en algunos cereales como la avena y también en las setas.
  • Pectina: al igual que los beta-glucanos, la pectina es una fibra altamente fermentable, presente en frutas como manzana, pera o naranja.
  • Inulina: es una fibra soluble que ha demostrado cierto efecto en la pérdida de peso  Está presente en verduras como achicoria, cebolla, ajo, cardo y alcachofa.
  • Resistente: presente en alimentos como patatas y arroz, especialmente al enfriarse.
  • Lignina: forma la estructura de la parte más dura o leñosa de verduras como acelga o lechuga.
  • Mucílagos: es una fibra soluble y viscosa presente en las semillas de chía o de lino, en algunas algas y además en los higos.

En personas sanas la fibra aporta multitud de beneficios, pero en algunas patologías representa un arma de doble filo. En personas con sobrecrecimiento bacteriano (SIBO) o alguna enfermedad inflamatoria intestinal, un exceso de fibra  puede empeorar el problema.

Los polifenoles son también prebióticos: aumentan la diversidad microbiana y previenen el crecimiento de bacterias patológicas. Las verduras y las frutas son las fuentes de polifenoles más conocidas. Otras son: especias, café, té, chocolate (especialmente negro) y aceite de oliva.

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El objetivo de los planes de nutrición es conseguir cambios de hábitos a largo plazo y convertir a la persona en dueña de su salud por medio de la alimentación.

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Av. Historiador Vicente Ramos 28, Local 20. 03540. Alicante.

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