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Annalisa Pistone

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Nutrición en Sobrepeso y Obesidad – Dietas para Perdida de Peso

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La obesidad es una enfermedad crónica que se define por un exceso de peso, debido a acumulación de masa grasa, con respecto al que le correspondería tener a una persona por su talla sexo y edad.

El diagnóstico de la obesidad se establece por la relación entre el peso y la talla, utilizando el indice de masa corporal (IMC), que se calcula dividiendo el peso en kg por el cuadrado de la talla en metros y permite definir los grados de la obesidad.

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Las clasificaciones del peso según IMC son:

  • < 18,5: peso bajo
  • 18,5-24,9: normopeso
  • 25-29,9: sobrepeso
  • 30-34,9: obesidad de grado I
  • 35-39,9: obesidad de grado II
  • > 40: obesidad de grado III

Las mediciones de perímetro de la cintura  proporcionan información importante sobre la distribución de la grasa. Se establece así la clasificación morfológica de la obesidad, que se distingue en androide o en ginoide por ser características de varón o de la mujer, aunque ambas puedan manifestarse en ambos sexos:

  • Obesidad abdominal, central o superior (androide): la masa grasa se acumula en la región cervical, en el tronco y en el abdomen superior (conocida también como obesidad tipo manzana). Existe mayor riesgo de enfermedades cuando la circunferencia abdominal es mayor de 95 cm en hombres y de 82 cm en mujeres. El riesgo es mayor por valores de 102 cm en hombres y de 88 en mujeres.
  • Obesidad gluteofemoral o periférica: el tejido adiposo se acumula principalmente en la parte inferior del cuerpo: caderas, glúteos y muslos (obesidad tipo pera).
  • Obesidad de distribución homogénea: el exceso de grasa no predomina en ninguna zona del cuerpo en concreto.

De todos los factores implicados destacan dos por la posibilidad de ser modificados: la ingesta  calórica excesiva y el estilo de vida sedentario.

El tratamiento de la obesidad reviste especial importancia. Los objetivos terapéuticos deben individualizarse pero pueden reunirse en estos puntos:

  • Identificación y tratamiento de los factores que condicionan o favorecen el sobrepeso – obesidad.
  • Reducción razonable del peso corporal. Se recomienda en general una perdida del 5-10 % inicial en 3-6 meses.
  • Mantenimiento del peso tras su reducción.
  • Mejora de la calidad de vida.

 Los cambios en la dieta constituyen la base del tratamiento del sobrepeso y deben acompañar a cualquier otra medida terapéutica.

El objetivo del tratamiento dietetico no es únicamente que el paciente pierda peso, sino mejorar su salud ofreciendo pautas concretas que se puedan mantener en el tiempo.

El tratamiento de la obesidad precisa un cambio radical en la filosofía que envuelve el acto de comer. El sobrepeso es un factor de riesgo para el desarrollo de síntomas emocionales, tanto de ansiedad como de depresión, por sentimientos de vergüenza y de culpa de no cumplir con los cánones bien vistos por la sociedad, con reducción de la autoestima.

Todas las alteraciones emocionales ocasionan una disminución en la calidad de vida del paciente.

Por ello son necesario apoyo y motivación, en especial en pacientes con fracasos previo, que los convenza de que la dieta no es una esclavitud sino una liberación de la dependencia de la comida.

Es imprescindible el planteamiento de una reeducación emocional que permita modificar los hábitos alimentarios con carácter permanente, suprimiendo todo elemento frustrante y enfocados al peso, no como un problema, sino como un resultado.

Es muy importante evaluar la motivación para el cambio del paciente y discutir el hecho de que los cambios en la alimentación y del estilo de vida sean para siempre.

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Dietas para la perdida de peso

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Dada la prevalencia de sobrepeso en la sociedad actual, existen numerosas dietas para adelgazar.

En cualquier caso, a igualdad de aporte calórico, la pérdida de peso se relaciona especialmente con la adherencia al tratamiento y no con la diferente distribución de los nutrientes.

La pauta de alimentación debe adaptarse a las características y al tipo de vida de cada persona.

Desde el punto de vista practico se han establecido una serie de recomendaciones  que pueden facilitar el cumplimiento terapéutico:

  • Control del tamaño de la porción.
  • Disminución de la ingesta de alimentos con elevada densidad energética.
  • Ingesta de alimentos ricos en nutrientes esenciales y fibra.
  • Modificación de lo métodos de preparación de los alimentos.
  • Distribución adecuada de los alimentos a lo largo del día, con reducción de la ingesta a última hora de la tarde o por la noche.

Jugando con el número de calorías diarias y la proporción de los macronutrientes (proteínas, hidratos de carbono y grasas) las pautas de tratamiento dietético mas utilizadas en el sobrepeso se detallan a continuación.

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Dietas hipocalóricas

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Las dietas hipocalóricas clásicas aportan menos calorías que el gasto energético total de la persona .

Este déficit calórico diario es el responsable de la pérdida de peso ya que consiente utilizar la grasa almacenada como fuente de energía.

En general se aconseja un aporte de 500-1000 kcal inferior al gasto energético o a su ingesta habitual, para conseguir una pérdida ponderal aproximada de 0,5-1 kg/semana.

Estas dietas aportan unas 1000-1200 kcal/día en mujeres y 1500/2000 kcal en los hombres, con una proporción equilibrada de macronutrientes o con cierta tendencia a aumentar las proteínas y disminuir grasas y hidratos de carbono.

Se tiene que estimar cuales son las  calorías de mantenimiento del paciente y tras conocerlas aplicar un déficit.

Para calcular las necesidades calóricas de mantenimiento hay que conocer el metabolismo basal y el factor de actividad del individuo. El metabolismo basal es la cantidad de energía necesaria para los procesos vitales, representa alrededor de dos tercios de las necesidades totales y varia en relación con el peso, la altura, la edad, el porcentaje de grasa, el género, la genética, el crecimiento, la ingesta y la temperatura ambiente.

El factor de actividad es una media aproximada de los diferentes niveles de actividad física que una persona puede tener (de 1.2 sedentario a 1.9 muy activo).

Un déficit calórico razonable y coherente supone aproximadamente un recorte de entre el 15% y el 20% de las calorías de mantenimiento. De esta manera un hombre con un gasto calórico de mantenimiento de 2500 kcal., puedes apuntar a un déficit de entre 375 y 500 kcal, es decir, 2000-2125 kcal.

Por otra parte,una mujercon un gasto calórico de mantenimiento de 1800 kcal tendria unas calorías objetivo de entre 1200 y 1300 kcal.

Con estas cifras se estima una pérdida de peso semanal de entre el 0.5 y el 1% aproximadamente.

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Dietas de la zona

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La Dieta de la Zona se enfoca principalmente en el exceso de hidratos de carbono que se consumen diariamente y que producen un exceso de creación de insulina, repercutiendo así de manera negativa en el metabolismo.

La dieta de la zona es basada en realizar cinco comidas diarias (o seis), siendo mínimo dos de ellas bastante livianas y sin dejar pasar más de 4-5 horas entre ellas, para evitar alterar los niveles de insulina sanguíneos.

En esta dieta se intenta reducir la ingesta de hidratos de carbono para acudir a las grasas como reserva energética. Se recomienda una proporción 40-30-30 de glúcidos, proteínas y grasas en cada toma de alimentos dando prioridad a las grasas poliinsaturadas, apoyando la dieta con una suplementación importante en omega 3 y utilizando la moderación y la variedad como premisas. Con este tipo de dieta se consigue tras las comidas que el pico de glucosa sea el mínimo, manteniendo la insulina en una «zona» ideal para la salud. Es una dieta muy recomendable para diabetes de tipo I.

Los alimentos recomendados para la dieta de la zona son:

  • Hidratos de carbono de bajo índice glucémico: evitar en medida de lo posible alimentos como la miel o el azúcar refinados.
  • Proteínas: lácteos fermentados, proteínas de origen animal como el pollo o pavo y las que provengan de vegetales, como el tofu, son los más indicados en esta dieta.
  • Grasas: aceite de oliva, aceitunas, aguacates y frutos secos.

La dieta de la zona no es una dieta de adelgazamiento en sí, sino da las pautas necesarias para mantener una alimentación equilibrada.

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Dietas disociadas

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Las dietas disociadas se basan en el concepto de que el sistema digestivo es incapaz de procesar adecuadamente ciertas combinaciones de alimentos.

La estructura de la dieta disociada consiste en dividir los alimentos en tres grupos que no se pueden mezclar entre sí:

  • Glúcidos: son los alimentos ricos en hidratos de carbono principalmente, como cereales, legumbres, harinas y derivados, patatas, dulces y chocolates.
  • Proteicos: se incluyen en este grupo carnes, pescados y mariscos, huevos y lácteos porque son los que ofrecen proteínas y aminoácidos de calidad en mayor medida.
  • Neutros: son los alimentos en los que no predominan ni hidratos ni proteínas como por ejemplo: aceites vegetales, mantequilla y verduras varias (no amiláceas).

Cada grupo de alimentos requiere diferentes tiempos de absorción, diferente pH (más ácido o alcalino) y diferentes enzimas para su digestión. Al combinar alimentos se generan condiciones intermedias que no favorecen a ningún grupo. Como resultado es posible sufrir problemas digestivos y acumular grasa.

Al no mezclar grandes dosis de proteína animal con legumbres o cereales se consigue reducir la palatabilidad y la recompensa sensorial y reducir la variedad y las combinaciones reduce la ingesta de comida en exceso. Además se favorece el proceso de digestión de los alimentos.

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Dietas bajas en hidratos de carbono y dietas cetogénicas

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Se consideran dietas bajas en hidratos de carbono, las pautas de alimentación que no alcanzan las recomendaciones del porcentaje apropiado  de estos macronutrientes, es decir que aportan menos del 40% de las calorías totales en forma de hidratos de carbono.

Una dieta cetogénica es un plan de alimentación bajo en carbohidratos que puede ayudar a quemar grasas de manera muy eficaz.

«Estar en cetosis» significa estar utilizando principalmente grasa para obtener energía.

Este estado se consigue con un ayuno prolongado (al menos 18-24 horas) o con una dieta muy baja en carbohidrato. En estas condiciones, el cuerpo obtiene la energía a partir de los ácidos grasos almacenados en el organismo, generando en el hígado los cuerpos cetónicos o cetonas.

Las cetonas son una fuente alternativa de combustible para el cuerpo, especialmente para el cerebro,  que se utiliza cuando el azúcar en sangre (glucosa) escasea. En una dieta cetogénica, todo el cuerpo cambia su suministro de combustible para funcionar principalmente con grasa. Cuando los niveles de insulina están muy bajos, quemar grasas puede aumentar enormemente ya que es más fácil acceder a las reservas de grasas almacenadas en el cuerpo.

Esto es excelente cuando se trata de perder peso, pero también hay otros beneficios menos obvios, tales como la reducción del hambre y tener un suministro constante de energía.

Para alcanzar el estado de cetosis es muy importante calcular de forma precisa las cantidades de macronutrientes: las cetonas se producen si comemos muy pocos carbohidratos (que se descomponen rápidamente en azúcar en sangre) y solo cantidades moderadas de proteínas (el exceso de proteínas también puede convertirse en azúcar en sangre):

-Proteína: 1-1.5 g/kg (20% aproximadamente de las calorías totales).

-Carbohidrato: <50 gramos (un 5-10% del total, incluyendo fibra).

-Grasa: el resto (un 70-80% del total).

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El objetivo de los planes de nutrición es conseguir cambios de hábitos a largo plazo y convertir a la persona en dueña de su salud por medio de la alimentación.

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Av. Historiador Vicente Ramos 28, Local 20. 03540. Alicante.

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